Ayer, domingo 25 de octubre, visitamos las Bodegas Pablo Morate en Valdelaguna (Madrid) dentro del programa de rutas agroturísticas del proyecto. Esta bodega familiar y con una tradición de más de 100 años, desde 1873, se encuentra en la subzona de producción de vinos con Denominación de Origen Protegida Vinos de Madrid, de Arganda.
Nos reciben los padres de Pablo Morate, el enólogo que hace realidad los excelentes caldos de esta bodega, distinguida con numerosos premios que valoran la calidad de sus diferentes marcas, entre ellos varias ediciones del premio Viña de Madrid.
Antes de comenzar la visita recordamos las medidas por el Covid-19, mascarillas puestas y gel hidroalcohólico aplicado: listos para descubrir el mundo bodeguero con criterio.
Para empezar Pablo nos explica “dentro de la sala de máquinas” todo el proceso de producción del vino, desde que el tractor descarga en la tolva la uva hasta que los mostos se depositan en las barricas. Una de sus claves de producción es que no se mezclan las diferentes variedades de uva al entrar en la bodega, eso sí a posteriori y según la calidad y tipo de vino que buscan, sí mezclan diferentes mostos. Todo el proceso de producción nos recuerda al mundo de la alquimia y su búsqueda de la piedra filosofal, pero claro, aquí, en la bodega no se busca un imposible, pero sí superarse año tras año, alcanzando el mejor aroma, transparencia, suavidad…
La función del enólogo y de todos los profesionales del vino no es baladí, su trabajo es titánico frente a las levaduras en un primer momento y frente a las bacterias en segundo lugar: el punto de transformación alcohólica, el control de los azúcares, los taninos… Todo demuestra que el vino que hoy día se elabora está a años luz del que se hacía hace años, y esta, es una industria artesana que no descansa, por lo que el futuro de los vinos, y en este caso los de DO Vinos de Madrid nos prometen agradables sorpresas.
A continuación nos desplazamos a la nave de crianza donde envejecen sus famosos vinos y donde nos explica cómo se elabora una barrica y los tipos de barricas, además de los vinos resultantes: crianzas, reservas y grandes reservas.
Pasamos a la cata de tres tipos de vino y en ella trabajamos los tres sentidos “que disfrutan del vino”: la vista –transparencia y color–, el olfato –sus aromas– y, por fin, el gusto –una explosión de sabores.
En primer lugar el Arate Premium – Blanco Selección. Con un color amarillo pajizo, pálido, limpio y brillante, lleno de aromas afrutados y frescos y con un paladar equilibrado, lleno de frescura y suavidad. Es el resultado de un brillante maridaje entre las variedades de uva Malvar y Viura.
A continuación el Señorío de Morate – Crianza Gran Selección. Se caracteriza por tener un color rojo picota cubierto, con aromas a roble y fruta roja como por ejemplo la mora. En boca posee un toque sutil y de gran sedosidad en sus taninos. En este caso usan las variedades Tempranillo y Syrah, que primero envejecen durante 10 meses en barricas de roble francés y americano y posteriormente reposan en botella durante un período mínimo de 12 meses.
Y, por último, Señorío de Morate – Gran Reserva Selección. Este vino nos dejó sin palabras, tanto es así que transcribo directamente lo que dicen de él la familia Morate en su web: Se trata, sin duda alguna, del mejor vino que elabora Bodegas Pablo Morate. Con una cuidada selección de uvas de la variedad Tempranillo y Syrah procedentes de nuestros viñedos centenarios, es envejecido en selectas barricas de roble americano y francés, para llegar a su mesa este gran vino, con un paladar untuoso y sutil, lleno de matices torrefactos, cacao, cueros, y especiados. Simplemente un GRAN VINO.
Por último, nos acercamos a una de sus viñas de producción ecológica donde nos cuenta todos los trabajos de la viña: poda, recolección, plantado, variedades, etc. La viña que visitamos está en espaldera y no en vaso, lo que facilita la recolección mecánica. Las de espaldera requieren en verano un riego de apoyo sutil y espaciado, lo que no convierte a esta viña en regadío, ya que se sigue considerando de secano. El abonado con estiércol de oveja, la cobertura de la tierra con el picado de los sarmientos obtenidos con la poda, airear la tierra cada dos años pasando un arado de profundidad, el cubrir las hojas con el polvo que levantan los tractores en verano cuando la uva está en tamaño guisante para protegerla de las enfermedades… todas estas labores y otras más hacen que desde siempre; es decir, desde antes de que estuviera regulada, estas viñas sean de producción ecológica.
Muy cerca de donde estamos, nos muestra una viña que estaba abandonada y que recientemente han adquirido. Aquí queda demostrado el cariño de esta familia por su labor de más de 100 años: para poder poner en producción esta viña dedicarán entre 5 y 6 años en diferentes trabajos de recuperación hasta que pueda merecer la certificación de producción ecológica.
Queremos dar sinceramente las gracias a Pablo Morate, a sus padres y, por supuesto, a su hijo Pablo que con tan solo 12 años ya tiene claro que va a continuar con el legado familiar, a su acogida y cariño hacia su trabajo, lo que va a garantizar seguir manteniendo un paisaje y un ecosistema clave en el sureste de la Comunidad de Madrid, en la Comarca de las Vegas.
Resultó una visita didáctica, agradable y la oportunidad de conocer a una buena gente, profesionales y unos vinos estupendos. Muchas gracias.
Es una visita muy recomendable. Ideal para iniciarse en el mundo de la viticultura y la enología.
La familia Morate, encantadores: se nota el amor por su trabajo y por la tierra.
Y los vinos, francamente buenos.