Volvemos a ponernos en marcha este otoño con una visita a la Bodega Ecológica Andrés Morate. Una cita muy esperada dentro de las rutas agroturísticas del proyecto En Madrid, cada plato es un paisaje con las que promovemos la conexión con los alimentos que se producen en nuestra comunidad y las personas que los producen.

En la ruta tuvimos suerte de poder disfrutar de un bonito día de otoño. Guiados por Esther Morate, y tras una breve introducción sobre la bodega nos pusimos en marcha hacia los viñedos.

 

Con el telón de fondo de los campos de olivo, aprendimos en detalle el proceso de cultivo de la vid en ecológico. Esther nos explicó cómo la bodega sigue principios agrícolas sostenibles que protegen tanto el suelo como el entorno natural. En estos viñedos, la familia Morate trabaja con técnicas que evitan el uso de productos químicos, fomentando la biodiversidad y el equilibrio ecológico, como por el ejemplo el uso de polvo para evitar la aparición de hongos y proteger las hojas del sol, o el cultivo en pequeñas parcelas diseminadas para propiciar la diversidad en el paisaje y evitar la propagación de plagas.

Uno de los aspectos que más llamó la atención del grupo fue el proceso de injertado y la correcta poda de las vides, fundamentales para obtener una cosecha saludable que dé lugar a vinos de calidad. Así aprendimos cómo las vides actuales son un injerto de vid americana y otros tipos, dependiendo del tipo de vino que se quiera conseguir, ya que las raíces de la vid americana son resistentes a la filoxera, enfermedad que arrasó con prácticamente todo el viñedo en Europa en el siglo XIX. Aunque curiosamente Andrés Morate conserva cepas de más de 100 años, anteriores a la filoxera

 

Como ya hemos podido ver en otras visitas a otros productores el cambio climático está afectando a los tiempos de recogida, y la uva no es diferente. Esther nos comentó como era habitual vendimiar en septiembre u octubre, mientras que en la actualidad se hace en agosto. Además, para evitar las altas temperaturas –que son malas para la conservación de la uva y los trabajadores– la recolección se realiza por la noche, así se mantienen las uvas frescas y se evita que empiece el proceso de fermentación.

La filosofía ecológica de la bodega está presente no solo en el cultivo, sino también en la elaboración del vino. En la visita a la bodega, Esther nos guió por el proceso completo: desde el prensado y la fermentación de la uva hasta la maduración y el embotellado del vino. La bodega es pequeña, pero está equipada con las últimas tecnologías que permiten controlar cada etapa del proceso sin perder la esencia artesanal del vino.

 

 

Como curiosidad descubrimos que el vino que elaboran es vegano al utilizar una proteína de guisante para clarificar el vino.

No podíamos despedirnos sin disfrutar de una cata de algunos de los vinos más representativos de la bodega. De la mano de Marta, Esther y Andrés Morate tuvimos la oportunidad de degustar y aprender un poco más sobre los vinos que producen.

 

El primero que pudimos catar fue el Viña Bosquera Blanco, un vino fresco y afrutado, que acompañamos con una tapa de pan con tomate.

Viña Bosquera Blanco

 

También probamos el Viña Bosquera Tinto Joven, con un sabor suave y equilibrado, que se acompañó con una tapa de queso curado con pimiento del piquillo. Y por último tuvimos el placer de probar el tinto crianza Esther. Un vino más complejo y con un sabor más profundo que se acompañó con un pincho de tortilla y unos embutidos.

 

 

Bodegas Andrés Morate es un claro ejemplo de cómo la viticultura y el respeto por el entorno pueden ir de la mano. A lo largo de su trayectoria, la bodega ha demostrado que la calidad de un buen vino comienza en el campo, en el respeto por el medio ambiente y en el trabajo en equipo de una familia que cree y disfruta de lo que hace. 

Gracias a Esther, Marta y Andrés Morate, por su tiempo y en especial a Esther que compartió con el grupo su pasión por la viticultura ecológica y nos mostró las entrañas de la bodega, un lugar que transmite la esencia del trabajo familiar y el respeto por la tierra. También extendemos un agradecimiento a todos los participantes de la ruta, quienes contribuyeron a hacer de este día una experiencia memorable. Sin duda, Bodegas Andrés Morate es un lugar que invita a volver, tanto por la calidad de sus vinos como por la calidez de su gente.

El proyecto En Madrid, cada plato es un paisaje es una iniciativa de la Fundación Vida Sostenible con el apoyo de la Convocatoria de Medioambiente y Desarrollo Sostenible #ConvocatoriaMADS.

Carlota López

Fotografías: Lola Hermida y Carlota López (Fundación Vida Sostenible).